miércoles, 1 de septiembre de 2010

La noche… (Parte 2)


Todo le parecía carcomido por el tiempo y tan frío que interrumpió sus propios pensamientos y emprendió el camino por el largo pasillo en busca de las voces.
Apenas cruzó el umbral, escuchó la voz de su esposo relatando que el viaje había sido sin complicaciones y tomó asiento a su lado como buscando su mirada protectora; sin embargo él apenas la notó, pues era claro que este se encontraba felíz de volver a su casa y más absorto en su relato que en ella.
Sobre el costado de la mesa había una figura masculina, unos años más que su edad, que la miraba de arriba abajo, era bien parecido, de ojos claros, al mirarlo ella pudo descubrir que le dirigía una sonrisa burlona que incomodó bastante a María.
Raúl, su esposo, adivinó los pensamientos de su hermano,y sin más interrumpió la incomoda escena.
-¡Ojo hermano ,con lo vas a decir!... ¡no asustes a María eh!,...ella no te conoce y no le contado lo bromista que puedes ser tú.
El joven soltó una larga carcajada pero nada dijo de lo que estaba pensando...solo se disculpó..
-Lo siento, usted ha de ser mi cuñada….bienvenida al rancho-
Mientras Juana interrumpió colocando los cubiertos , los platos y trayendo una jarra de vino,que deposito cerca de su esposo.
La cena transcurrió con las conversaciones habituales, pero era extraño, nadie parecía demasiado preocupado por conocer a la nueva integrante.
Solo Tomás permanecía observando a la joven. .y aunque María lo intuía; fingía  estar más interesada en los relatos de su esposo.
Al terminabar de cenar, doña Juana empezó a juntar los sobrantes de los platos y cuando ya se disponía a llevarlos hacia el piletón; Raúl comenzó a decir… 
-¡deja eso, madre; María los va a lavar!..Ahora usted tiene compañía, para la casa, ¿entiende? Ya no tendrá que hacer las cosas solas-
¿No es cierto María? …y desvío su cabeza buscando la aprobación de su esposa.
Nerviosa, María dijo- ¡Claro doña Juana, deje que yo me encargo ...-
Pero Juana sin decir nada se alejo de la joven llevándose los cacharos dejándola a María en una situación confusa, sin saber si debía o no  ayudar a levantar la mesa.
Deje nomás, María, - exclamo Tomás -la vieja esta acostumbrada a hacerlo sola, no se preocupe usted -
-Si quieres recostarte; anda para el cuarto nomás, yo ya te sigo .... agrego Raúl-
-Si eso vaya, usted; que debe estar bien cansada, del viaje y si quiere puede llevarse un farol así encuentra más fácil el baño –- replicó Don Latanzio.
Eso voy a hacer - dijo María, que tengan ustedes buenas noches, entonces…-
-Que descanse usted- fue la respuesta de Tomás.
Ya en su habitación buscó lo necesario y tomó un largo baño, con la esperanza de que cuando hubiese terminado; Raúl ya se encontrara  en la habitación para calmarla pero eso no sucedió
Enfundada  en un suave y blanco camisón espero la llegada de su esposo por horas ; pero esto tampoco pasó…
Atormentada con la idea de dormir sola en ese mausoleo y sin pensarlo dos veces, llamó a Raúl
Y cuando este llegó, mirandola con dulzura, y agregó ……
-María perdóname ; pero es que hace un montón que no hablo con mi hermano y mi padre , ve si puedes tener un poco de paciencia,  lo único que te pido es que mientras me esperas puedas entretenerte con algo, y depositó unos cuantos libritos a su lado,

¿Acaso este, pretendía dejarla sola mas tiempo?




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